Un día, un viejo profesor propuso sus alumnos un experimento.
Debajo de la mesa que lo separaba de sus alumnos, el profesor cogió un inmenso tarro de vidrio, que puso delicadamente en frente suyo.
Luego sacó alrededor de doce piedras tan grandes como bolas de tenis y las depositó, cuidadosamente, en el tarro.
Cuando el recipiente se llenó hasta el borde y ya no cabía ninguna piedra más, el profesor miró a sus alumnos y preguntó:
– ¿Les parece que el tarro está lleno?
– Sí – respondieron todos.
Entonces, el profesor, sacó de debajo de la mesa un recipiente lleno de piedrecillas. Con mucho cuidado, él las agregó las sobre las piedras grandes y sacudió ligeramente el tarro.
Las pequeñas piedras se infiltraron entre las grandes… hasta el fondo del tarro.
El viejo profesor levantó los ojos una vez más y volvió a preguntar:
– ¿Les parece que el tarro está lleno?
Esta vez sus alumnos no lo tuvieron tan claro:
– ¡Probablemente no!
El profesor esta vez sacó de debajo de la mesa una bolsa de arena. Con mucho cuidado agregó la arena al tarro.
La arena rellenó los espacios existentes entre las piedras y las piedrecitas.
– ¿Les parece que el tarro está lleno?
Sin dudarlo los alumnos respondieron:
– ¡No!
– ¡Bien!, respondió el profesor.
Por último sacó dos tazas de café y las vertió en el tarro.
El viejo profesor levantó entonces los ojos hacia su grupo y preguntó:
– ¿Qué gran verdad nos demuestra esta experiencia?
El tarro representa la vida, el tiempo que tenemos.
Las piedras grandes simbolizan las cosas verdaderamente importantes de la vida, las que ocupan nuestro tiempo: la libertad, la autoestima, la salud, la familia, los amigos,el trabajo, los sueños… entendamos bien la importancia de meter esas PIEDRAS GRANDES en primer lugar en la vida. Son las cosas que, aún perdiendo todo lo demás nuestra vida seguiría estando llena.
Las piedrecillas son las otras cosas que nos rodean pero que podríamos prescindir, como nuestro el dinero, el éxito, la casa, el coche, la belleza, etc...
La arena es todo lo demás… las pequeñas cosas: el móvil, la tele o la videoconsola, dónde iré de vacaciones, si mi equipo gana la liga, los caprichos y todas esas preocupaciones irrelevantes a las que les dedicamos demasiado tiempo...
Así es la vida
Si gastamos todo nuestro tiempo y energía en las cosas pequeñas, nunca tendremos lugar para las cosas realmente importantes.
Pasa tiempo con tu familia, preocúpate por tu salud, dedícale tiempo a las cosas que te gusten hacer…
Ocúpate de las piedras primero, de las cosas que realmente importan.
Establece tus prioridades, el resto es solo arena…
– ¿Y las tazas de café?
– Me alegra que me lo preguntes, no importa lo ocupada que esté tu vida, siempre habrá un hueco para una taza de café con un amigo
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